Antes de... Tocinillo de cine (28)

28/6/13

En mi caso, no salí entusiasmado, en 1995, de ver “Before Sunrise” ('Antes del amanecer') de los desaparecidos cines Buñuel de Zaragoza. Pero a un cinéfilo veinteañero como yo no se le escapaba que era una película especial, el encuentro casual entre Jesse (Ethan Hawke) y Celine (Julie Delpy) en un tren que se dirige a París pero que tiene una parada en Viena. Una discusión ajena provoca su encuentro, una casualidad como el hecho de que Richard Linklater viviera una situación similar en un encuentro fugaz con una mujer a la que nunca volvió a ver. Este breve encuentro de los 90 se convirtió en una obsesión para más de un cinéfilo, en una sucesión de chispazos fugaces (una jugada de riesgo de Jesse invitando a Celine a bajar del tren con él, atrapar un tranvía que escapa, una echadora de cartas que se aparece como un fantasma o un poeta vagabundo y espectral, un café vienés o un instante antes de que el tren parta, tras esas horas fugaces).

Mi yo cinéfilo veinteañero también era fugaz, como la juventud de de Jesse y Celine, como los cines Buñuel, hoy en día cerrados y ruinosos. Así que tenía una sensación extraña al entrar a los Palafox a ver “Before Sunset” ('Antes del atardecer'), ya treintañero y un tanto más cínico. Pero Jesse se resistía a lo fugaz y decidí unirme a él. Jesse escribía un libro para evocar su encuentro en Viena, para rescatarlo del olvido, para hacerlo vivo, para quizá recuperar lo irrecuperable. Y sucedía algo mágico, en una continuación desprovista de cualquier servidumbre a algo que no fuera más allá de la fotografía del instante. Cazar instantes como si fueran mariposas y guardarlos en el macuto que es una película. Esta vez en París, Jesse está a punto de coger un avión, pero se resistirá a ello con todas sus fuerzas, cambiando la ruta, apurando esa copa de vino que es la fugacidad, el instante de felicidad, o simplemente el instante de sentirse vivo.

“Antes del amanecer” y “Antes del atardecer”, de Linklater, Hawke y Delpy, se han convertido en algo así como un tótem cinéfilo. Una marca en el árbol antes de seguir el camino.

Jesse, Celine y yo somos ya cuarentones, pero volveremos a reunirnos, esta semana, en Grecia, durante un instante, en “Before Midnight”. Disfrutaremos de la fugacidad, si es posible, o nos enfrentaremos a ella, al cinismo, al olvido, gracias al cine, cuando el cine se convierte en espejo de la realidad, en la realidad misma. x Sergio Casado

1 comentario

Fernando ha dicho...

Para todo aquel que lleve dentro -como un tótem, efectivamente- estas películas, este es un emocionante y certero artículo. Enhorabuena, Sergio