Con b de brillantes: Luis Brea y Rafael Berrio

9/11/15

Que un disco como "Luis Brea y el miedo" se haya autoeditado gracias al crowdfunding vuelve a demostrar, como vimos hace poco con el disco de Nicolás Pastoriza, que el mundo musical español está tarado. Ya solo "El verano del incendio", la primera canción del álbum, vale más que todo el disco de alguno de los grupos de moda que están girando por España con precios de escándalo en sus conciertos. Pero bueno, nada nuevo bajo el sol de la península. En realidad, sí, algo nuevo: el nivelazo que tiene este álbum. Para el propio Luis, la música de este disco suena a los años ochenta, a Joe Jackson o a Tom Petty, pero también a The Cure (claro ejemplo es esas guitarras de "Resurrección"), pero independientemente de a qué pueda recordar, lo importante es lo arrollador de todas y cada una de sus canciones, ni un solo minuto de relleno en una verdadera plaga de emoción esparcida por las guitarras, los estribillos, la voz y las letras. Un disco que vale igual para escuchar a altas horas y a alto volumen en cualquier bar que dé importancia a la música pop, o en la intimidad de tu habitación. Diez canciones que no cansan, que asombran de hecho, porque aunque Luis Brea nos había avisado de su capacidad compositiva en trabajos como "De lo dicho nada" o "Hipotenusa", era difícil prever el subidón que ha experimentado su nuevo disco. De lo mejorcito de la música en castellano de los últimos tiempos.



Rafael Berrio es un músico donostiarra con un prestigio enorme pero una difusión comercial pequeña. Más bien, ínfima para lo que merece (a pesar de tener detrás a Warner). La poesía que destilaba una obra maestra como "1971" dejaba helado en su visión de la vida y su forma de cantarla. También "Diarios" se puede considerar como un disco mayúsculo. La verdad es que el que se empapa hasta el tuétano de la lírica y el cantar de Rafael Berrio, ya no consigue secarse nunca. A mí me ocurrió tras verlo y conocerlo en un Mapa Sonoro, aquel gran programa musical de televisión. Leonard Cohen, Jacques Brel y Lou Reed puede que sean músicos cercanos a lo que puede sugerir Rafael Berrio, pero para qué comparar, es alguien único. Tras interiorizar hasta la extenuación esos dos discos, escucho su nuevo disco "Paradoja", en donde sí hay un cambio bastante sustancial con respecto a los discos anteriores. Como nexo de unión con ellos pueden estar las delicias melancólicas "El mundo pende de un hilo", "Niente mi piace" (hacer deshacer en el fondo da igual / mover un peón o rendir la partida / total qué es la vida /  sino una liturgia que vuelve siempre al inicio) y la fantástica "El animal que has sido" (soy el que soy / y niego el olvido. / Recuerdos del animal que has sido), mientras que "Mis ayeres muertos", quizá la canción más resultona y brillante del álbum, es el puente entre ese Rafael Berrio y el que predomina en "Paradoja", que es puro rock and roll de guitarras poderosas y aspereza instrumental. Poesía y rock, qué grande es Rafael Berrio.

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